dilluns, d’agost 29, 2011

El ojo por ojo de Á.

Es que mira, yo necesito amar como una loca, ¿me entiendes? Sentir esa explosión, esas ganas de entregarte, pasión tía, ¡pasión! Follar en todos los lados, besarnos todos los lados, intercambiar salivas, chuparle las lágrimas, alimentarme de él y de el amor que nos tenemos, porque vivo para quererle, vivo para morir por él si hace falta. Joder, es eso, Andrea, estar con alguien a quién poder decirle: me muero por ti.  Pero así, gritando. Desgarrándote. ¡Me muero por ti! Pero claro, que se muera él también por mí, no sé si me entiendes...  

dimarts, d’agost 23, 2011

Vómitos XIV. Hablé de dormir.

Hace sueño. Tuve la tentación de llamar a mi antípoda – esa que vive en un lugar diametralmente opuesto al mío – y avisarla. Hoy va a hacer sueño, decirle, así que descansa tú que aún puedes. Estas son las cosas de cuando tengo sueño. Pienso en los husos horarios, que siempre se me antojaron como reflejos. Juego a un juego que se llama andreaenotrahora, así, todo junto, sin tónicas. Se trata de imaginar mi posible vida si viviera en otro lugar y en otro horario. Un espejismo de mi posible vida en Tokio, por ejemplo. Y entonces intento imaginar mis lagrimales segregando tristeza o alegría en una ciudad artificialmente iluminada y me divierto porque me parece inverosímil, algo imposible de creer cuando aquí es medio día. Ahora mismo, reflexiono, existen corazones golpeando en el mismo instante y sin embargo, si se detienen, sus dueños morirán en horas distintas. Mi reflexión se extiende a mí. Es fruto del ego que estoy macerando, supongo. Y me recuerdo la realidad: tú aquí; yo allí. Vivimos en otro espacio, me digo, pero al menos compartimos el tiempo y ahora vivimos a la vez. Sin contratiempos, ni descuentos ni prórrogas. Y esta diarrea mental me lleva al pobretoño, pobrecito, me entristezco, él que nunca había querido, él que no quiso jugar para no poder perder. Darse cuenta de que todo lo que te rodea jamás te perteneció. Que ha sido otro reflejo, otro espejismo. Querría decirle que todo se pasa. Que se arreglará y agarrarle la mandíbula y traerle hacia mis ojos para que consiga mirarme. Y decirle mira yo, mírame a mí. Todo pasa, ya verás. Pero la tristeza me revuelve el estómago y lo relleno con galletas para evitar vomitar palabras y sentimientos que duelan más. Y contra todo pronóstico, vomito una especie de diccionario, dulce, que consigue rellenar vacíos, pero que no palia el dolor. Cuanto vómito sin sentido. No sé si es que estamos despiertos o tal vez ya estemos dormidos.  

dilluns, d’agost 22, 2011

Forastera

Hoy, cuando volaba de Barcelona a Madrid, iba en el avión una monja. La verdad, esta última semana ha hecho que me acostumbrara (aún sin quererlo) a la presencia de personas que trabajan para el Señor. Pero cuando he visto a la monja en el avión, destino Madrid, destino a la ciudad en la que la JMJ ya había llegado a su fin, no he podido evitar sentir que la mujer llegaba tarde. Como un gazapo. Una figura deslocalizada. ¿A qué irá ahora a Madrid si todo se ha terminado? Cuando he puesto los pies en el suelo (madrileño) he notado que hacía un frío terrible. Yo, que venía del agosto. Del agosto de Nacho, del agosto de una piel que siempre cede, que siempre quiere, de una carne dulce y candente, siempre dispuesta a acogerme. Y de repente, el frío de Madrid. El inexplicable frío del desierto. La frialdad en la aridez de la tierra que no recibe, la tierra extranjera donde no brota vida, al menos no brota la mía. Y con el frío y las nubes me ha dado por pensar en la monja y en si no era yo como ella, metida en un avión, destino a un lugar en el que nada me espera, al que llego tarde porque todo ha terminado ya. Una figura deslocalizada, eso soy yo. Un gazapo de la vida, un 'busca a Wally'. Un corazón recientemente caliente para esta soledad fría.  

dimecres, d’agost 17, 2011

Vómitos XIII

Podría. De verdad que podría perder tiempo en eso. Pero andreamadremía que suficientes penas tienes. Enfadarse, con todo lo que conlleva. Y odiar… que mira que odiar es muy cansado. Prefiero recordarme la situación actual. Que ya no está. Que en realidad blablablá. Lo que sea. Cansa. Porque sí, escúchame: estoy cansada. En este momento de trance, solo quiero volver a ser yo. Y aceptar las pérdidas. Y asumir el dolor.  

dimecres, d’agost 10, 2011

Historias del metro (I)

Los últimos golpes recibidos me han llevado a leer un libro (aconsejada por Nacho) de principios de meditación que intento leer con recelo para no volverme majareta. Básicamente se resume en el tan famoso carpe diem que, por más que nos repitan, solo recordamos cuando todo va mal. Iba en el metro, camino hacia este trabajo que, tal vez gracias al libro, me parece cada vez menos tedioso. Leía la parte en la que un jefe de una reserva india le explica a un blanco que no entendía qué les pasaba a los blancos. “Siempre andan buscando algo, están ansiosos. Pero no saben qué es lo que buscan y es que tal vez no deben buscar nada”. Y entonces pensé que era la frase más verdadera que había oído en mucho tiempo. Nos pasamos la vida buscando algo, ajeno a nosotros y futuro. Y no lo encontramos porque la única realidad es la presente. La única realidad es que somos, ahora. La revelación me ha iluminado tanto (esa sería la palabra adecuada para el tono del libro) que me he movido de mi asiento, golpeando sin querer a la señora que se sentaba a mi lado.
Perdón.
No te preocupes. Sus ojos de setenta me han sonreído. Señal de que estamos vivos, ¿no?

Sí. Señal de que lo estamos.       

dilluns, d’agost 08, 2011

Frío

Escucho canciones de invierno.
Creo que lo que pienso es que, tal vez así, decidirá adelantarse.
Por eso de adaptarse.
Por eso de adaptarme.
Para encontrarle sentido al puto frío que siento en el corazón.


dimecres, d’agost 03, 2011

Dust in the wind

Nos dejas
y no avisas
y no hay consuelo para tantos ojos
que apenas llegan al cuarto de siglo.
Que apenas saben nada.
Y entonces, pienso en ti
y te veo como una estrella fugaz
que pasaste rápido por esta vida
dejando tras de ti una estela
que aún nos mancha las retinas.
Y estos ojos, sin consuelo
se sienten más aliviados
de saber que te has vuelto cometa
y que ahora vuelas,
libre,
por el resto del universo.

dimarts, d’agost 02, 2011

Ágata no se enamora

Mon amour, me dices con tu francés de bote, querer es dar. Es levantarse a las 5 de la mañana para recogerlo en la estación. Es no importarte que se beba tu último sorbo. Darle la parte del sandwich más rellena. Llorar cuando llora porque también te duele. Incluso dar tu vida, ¿entiendes? Morir por el otro, ¡imagínate! Pero enamorarse, en fin, enamorarse es más complicado. Es loco, dramático. Más irracional. Es perder tu yo. Sentir la ausencia del otro como sentirías que te faltara un pedazo de corazón. Enamorarse, mon amour, es incluso matar si te lo pide. Y morir sí, pero matar, uy, matar sí que no.